08 diciembre 2012

ESTOCOLMO.— Mientras que en Suecia el escritor Mo Yan hacía la tradicional lectura de los Nobel de Literatura, en China, su país de origen, crecían las críticas a él por sus posiciones ante la falta de libertad de expresión y represión por parte del régimen que gobierna a esa nación.En su lectura, titulada Cuentacuentos, convirtió a su madre en hilo conductor de sus recuerdos y habló de la inspiración que encontró en Gabriel García Márquez y Willian Faulkner. El novelista se definió como un “cuentacuentos” que en el futuro seguirá contándolos y aseguró que la literatura puede “preocuparse por la política pero estar por encima de ella”.
El Nobel de Literatura calificó las críticas recibidas por su papel respecto a la política china de “piedras” y “lodo”: “El anuncio de mi Premio Nobel causó controversia. Al principio, pensé que era el objetivo de las polémicas, pero con el tiempo he llegado a darme cuenta de que el verdadero objetivo era una persona que no tenía nada que ver conmigo”, dijo en su lectura el escritor, de 57 años. Según contó Mo Yan, se sentía como si estuviera viendo una obra de teatro en la que el ganador del premio era “halagado con flores y, al mismo tiempo, asediado con piedras y lodo”.Voces críticas Las declaraciones del Premio Nobel de Literatura, el jueves pasado, en las cuales comparó la censura con los molestos pero necesarios controles de seguridad en los aeropuertos, causaron gran indignación. Intelectuales chinos críticos con el régimen y autores internacionales como la Nobel de Literatura rumano-germana Herta Müller acusan a Mo Yan de plegarse a los poderosos. En China, el artista Ai Weiwei calificó de “vergonzoso” e “impensable” la forma como el Nobel defiende “este malvado sistema” y la censura en China. En su opinión, Mo Yan es un “guardián del sistema dictatorial, y a la vez, se aprovecha de ello”. Con sus palabras, Mo Yan se situó para muchos intelectuales chinos cien por cien en línea con el departamento de propaganda del Partido Comunista que se encarga en China de decidir qué es un rumor indeseado y qué es la verdad, o quién puede sentirse ofendido. Ai Weiwei aseguró que “nuestros escritores viven hoy en la desesperación de no tener libertad” y que esto, a los que les va bien en el sistema, como a Mo Yan, les da igual porque “se han adaptado a la censura. Pero cualquier escritor o joven con ideas nuevas jamás tendrá la oportunidad de salir adelante.” Según el artista, China paga un elevado precio por su falta de libertad de opinión. Y en este sentido, criticó también a la Academia Sueca, encargada de entregar el Nobel: que un premio del “mundo libre” se entregue a alguien así no sólo supone una “victoria de la mediocridad”, sino que también “corrompe en lo político. Es un acontecimiento espantoso para la literatura”, sentenció. Para el director del centro Pen de escritores independientes en Hong Kong, Patrick Poon, las declaraciones del Nobel son un reflejo de la “triste realidad de los escritores chinos: no pueden tener conciencia si quieren tener éxito”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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