25 marzo 2008

La musa

Autor Víctor González

Jazzica sólo era un recuerdo entre gris y negro sobre una hoja ex blanca. No sabía más de ella, ese fue el trato. No preguntar de donde provenía ni a donde iría después de acabada la obra. Taciturno y molesto recordaba las palabras de los organizadores “no cogerás con las modelos”. Aun no encontraba palabras para explicar porqué un reclamo anticipado. Carajo si la motivación principal era dibujar, desatar su furia imaginaria con la ayuda del lienzo.
Un café, después un Mate, ¡touche! Una copita de vino tinto vino a desbaratar el acuerdo, pero no fue él. La modelo se acercó con los ojos muy abiertos viendo su figura trazada por un lápiz ¡así me percibes! ¡Loco! ¡Está fenómeno! Y sin darle tiempo agarró su mano para escribir unos números en la palma. Ella sonrió. Él abrió la bocota ¿cogemos? Ella siguió sonriendo y se marchó
Semana después aun vestida de gris y negro es observada con vehemencia. No se puede apartar de sus senos disfrazados de flor en explosión ni de su abundante cabellera desatada sobre sus hombros
Agarró el teléfono que en esos momentos se imaginaba que era una pistola a punto de dispararse sobre su sien. Marco el número inscrito en su mano aquella noche bohemia, seguía intacto en una servilleta. Uno, dos, tres, segundos y colgó. Volvió a llamar armado de valor. ¡Hola, quien habla! Soy yo ¡quién yo! El loco. Haaa, pensé que no llamarías. Te veo en media hora en la calle Orquídeas 1112.
Timbró tres veces hasta que salió un pequeña de nueve años, atrás de ella su musa deseada. ¡Hola! Pasa, ella es mi hija. El Casanova se puso nervioso. ¡Esteee, vengo después! ¡No, entra por favor! Con tres palmadas acarrea a la niña para que vaya a dormir. Una vez a solas, se quita la bata, ya los senos no tienen flor. Azorado no sabe que hacer. Ella no dio tiempo a que reaccionara ¡píntame, como aquella noche! ¡Será como si hiciéramos el amor! Y continúo, ¡por eso esa noche no respondí! ¡Respeto a mi marido!
En silencio comenzó a delinear su figura en el papel hasta que un precioso retrato desnudo apareció de la nada. Terminó y se marchó a un bar cercano para despejarse. Un amigo lo saludó y preguntó de donde venia. Sonrió hasta convertirse en carcajada y dijo ¡vengo de coger, salud!
Segundo bacanal 2008

1 comentario:

Maurice Delborda de la Tierrosa dijo...

Amigo Victor tiene ud. una gran imaginacion y divertida.Todo en la vida es coger. Hay gente mal cojida, Politicos Mal cojidos, Al pueblo se lo cojen, y ante la imposibilidad contener esa fuerza que se ejerce sobre ellos los ciudadanos, deciden cojer pero haciendo el amor para olvidar como son empomados diariamente por otros ajenos a su corazon