22 septiembre 2007

Juanito está en casa de Laura.

Por Alfonso Navarro(España)
Él tiene 7 años y ella 6. Ella parece mayor, pero nunca una mujer. Sus madres toman café en la cocina, hablan de sus cosas, del clima, de la muerte del padre de una de ellas, del amante de la otra –para esto reducen el volumen de voz- de cualquier cosa, beben café y fuman; y no dejan de hablar.
Ellos juegan a cualquier cosa, todo les parece divertido y éste, un buen planeta. Ninguno de los dos llega a los 8 años.
Antes en la escuela, por la mañana, Laura se puso roja cuando su mejor amiga y un par más le cantaron que ella y Juanito son novios. Primero se sonroja, luego siente algo en el estómago, luego ni se da cuenta de que está muy cerca de sentirse como un adulto.
Por la tarde en la casa los dos juegan con una mosca a la que Juanito le ha arrancado las alas hasta que Laura se va al baño, antes de salir por la puerta se da la vuelta y le manda un beso a su amigo, se queda quieta durante diez interminables segundos y sale corriendo.
Diez minutos después no ha vuelto, Juanito se preocupa, o tal vez sólo siente curiosidad. Sale de la habitación en busca de su amiga.
El pasillo parece infinito, unos pocos metros interminables para alguien con tan poco centímetros en sus espaldas, y años, y por qué no, desgracias.
Se detiene en la primera puerta, está entreabierta y, por la rendija que queda, el niño mete sus ojos azul oscuro, como el mar de Gijón, le dijo una vez una tía suya del norte, preciosa y llena de lluvia ella, muy buena también.
Juanito mira y, ante sus ojos aparece Carlos, tumbado en la cama, Carlos es el hermano de Laura, que se está masturbando, casi siente la eyaculación llegar, sofoca algún espasmo hasta que se corre. Juanito no deja de mirar.Juanito siente algo en el estómago, entonces se sonroja, quiere pensar que es curiosidad pero teme haberse vuelto adulto, o quizá no piensa nada y tan sólo siente algo en el estómago.

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