28 diciembre 2007

Cuento de navidad

Autor: Víctor González
Quizás tal vez San Nicolás no sabe leer náhuatl. Sonó una voz del rincón del jacal para justificar la ausencia del personaje navideño que cuentan los turistas. En su comunidad no celebraban las fiestas navideñas como se acostumbran en las ciudades. Ahí en la sierra, con temperaturas bajo cero, llegaban niños sonrientes y próvidos de regalos contando que un hombre gordo vestido de rojo y con una risa jocosa anunciando su llegada traía juguetes a los niños bien portados. Una vez una caravana de religiosos llegó a la aldea y repartieron comida, colchas y juguetes para los niños indígenas pero nunca el gordo simpático que cuentan los niños de la ciudad.
Un día alguien de los chámacos contó el procedimiento para que Santa Claus visitara su casa en noche buena. Una carta, si, una carta pidiéndole el juguete de su preferencia. Tres inviernos pasaron desde que le desvelaron el secreto para atraer a Santa Claus. -Quizás no entiende nuestro dialecto-dijo la madre abnegada, quien de rodillas atizaba el fuego para la cena. Y es que Jacinto, entendía el español y lo hablaba, pero no lo escribía. Tres cartas escritas en náhuatl sin respuesta alguna.
Jacinto no comprendía. Un niño dijo que Santa hablaba todos los idiomas del mundo.-sucede, hijo mío. De nuevo la voz arrinconada- que nuestra lengua no es un idioma es un dialecto que no se habla en la tierra de Santa Claus-.pensó que su padre tal vez tenia razón y apagó la vela
Despertó convertido en un hombre y debajo de la almohada una carta arrugada dirigida a San Nicolás sin enviar desde hace tiempo. Déjate de boberías y baja al pueblo para que busques trabajo dijo su padre que seguía arrinconado en la cama a causa de una embolia desde hace cuatro años.
Un almacén llegó al pueblo con oportunidades de trabajo para los serranos. Jacinto acudió a pedir trabajo y como sabia hacer cuentas lo pusieron de vendedor en el área de juguetes y fue ahí donde lo vio. Al final del pasillo, sentado en una silla y con un niño cargado en las rodillas. San Nicolás o Santa Claus ya no importaba como lo llamaban. Estaba ahí tal como se lo describieron en su niñez. Se acerco lentamente con los ojos muy abiertos y le pregunto- sabes leer náhuatl- . El tipo vestido de rojo le contesto-Ja, ni fui a la escuela porque crees que tengo este empleo de mierda. Se dio la media vuelta dejando a Jacinto aun con la ilusión de escribirle otra carta en esta navidad.

2 comentarios:

CAFE BAZAR TANGO dijo...

Buen cuento, como el cuento de santa y los reyes magos.
feliz año nuevo victor

CAFE BAZAR TANGO dijo...

Buen cuento me gusto, tan bueno como el cuento que nos venden de santa y los reyes vagos.
feliz año nuevo vic.