19 septiembre 2007

Instrucciones para entrar a un bar de mala muerte(Dedicado a Julio Cortazar)

Por Víctor González

Si usted, esta resuelto a irse una noche de putas, a un bar de mala muerte. Lea con cuidado las siguientes instrucciones. Créame le salvaran el pellejo. Paso número uno, escoja el bar de su elección. Para esto deberá acudir al barrio del centralito. Famoso gracias a las inserciones publicitarias de la nota roja del vespertino.
Tendrá que ubicar y conocer el nombre del velador, ¡indispensable! si no quiere volver a casa en taxi. La mejor manera de conocer el nombre del personaje en cuestión, es llamarlo por cualquiera que se venga a su mente. Inmediatamente, el hombre, aún aturdido por alcohol o drogas; tratará de reconocerlo sin lograrlo, entonces aclara que su nombre es Rafael, pero qué, los cuates lo llaman “El Guacha mil”. Si, si se disculpara alegando que la otra noche salió demasiado ebrio que confundió los nombres con otro buen amigo. En esos momentos usted acaba de comprar el seguro del automóvil.
Cuando entre al bar y lo ciegue la obscuridad parcial del ambiente, espere unos minutos para que sus ojos se adapten. Entonces, sólo entonces, comience a saludar a cuanto parroquiano se atraviesa en su mirada. Esto le garantiza que no buscaran camorra con usted.
Busque una buena mesa desde la cuál podrá dominar el ambiente, siempre trate de sentarse de espalda a la pared, para no ser sorprendido. El mesero se acercará para preguntar que desea de beber. Igual. Usted le indica lo de siempre. De verdad, el pobre tipo tratara de exprimir sus neuronas para recordar cuando fue la última vez que lo atendió. Por no quedar mal ante usted, continuará atendiendo otras mesas. Después de cinco minutos, es menester recordarle la tardanza de su vodka con naranja. La bebida inmediatamente llegará acompañada con una serie de disculpas del mesero. Usted de manera complaciente se dirigirá por su nombre (la mayoría trae un letrerito agarrado de la solapa, si no, aplique lo del velador), diciendo que no se preocupe, suele suceder por tanta ordenanza. ¡Ya tiene a un aliado!
Las chicas al verlo solo en la mesa, se acercarán para ficharlo, no lo debe de permitir. Usted debe de tener el control, argumentará que está esperando a su chica, el ser propiedad de otra en ese bar, garantiza que no le vean la cara de paisano y se disipa la amenaza de ser despojado hasta del celular.
Una vez que identificó a la chica que desea, solicité a su nuevo aliado, el nombre de la dama. Teniendo el dato, espera la oportunidad de llamarla usted mismo. Al escuchar su nombre proviniendo de un desconocido, provocará que lo mire de arriba hacia abajo, como un escáner, pero muy sexy. Inútilmente estará recordando cuando se revolcaron, cómo para que conociera su nombre. Son tantas “pijas” coleccionadas, qué, sólo recuerda aquellas que aprietan bien.
Pero, la curiosidad es una virtud de las mujeres. Esta chica no es la excepción, se acercara y usted aprovechara para contarle sobre la última noche que estuvieron juntos. ¡Claro! Debe exagerar para poder provocar el efecto deseado. Llevarla al cuarto mediante un módico arreglo económico inferior a la tarifa oficial.
Estando ahí, ya es responsabilidad de usted y su capacidad para que la revolcada sea de amigos, es decir, no le cobre ni un quinto.
Si logra esto, es que siguió las instrucciones al pie de la letra. Es nuestra obligación advertirles que irse de putas a un bar de mala muerte provoca adicción.

Fin

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