31 diciembre 2008

Reseñas a destiempo II.


Idos de la mente/Amadeo Cantu Ortiz.
Luis Humberto Crosthwite debe ser un tipo alivianado. Su novela, Idos de la mente, la increible y (a veces) triste historia de Ramón y Cornelio, lo demuestra. Y más sus personajes: un Cornelio parecido a nuestro Cornelio Reyna, un Ramón similar al Ramón Ayala que conocemos, un dueto que se hace llamar los Relámpagos de Agosto casi como aquellos Relámpagos del Norte que promovieron la mejor música Norteña, 'la que era y sera la mejor musica del pinche universo', asevera el Cornelio de la novela rematando con un 'he dicho'. Y hay mas personajes, un José Alfredo que ya no compone ni toca, pero es amigo de Cornelio; un señor Velasco cuya dentadura brilla a lo largo de la novela y un Dios, jugueton, burlista, poeta y medio loco que por pura flojera hace que otros compongan las canciones que se le van ocurriendo.Al abrir esta novela brotan notas de acordeón combinadas con la de un bajosexto. Linda y deliciosa. Triste y juguetona. Luis Humberto nos ofrece una historia encallada entre la ficción y la realidad de dos heróes norteños: un tal Cornelio y un tal Ramón.En fín, en estos tiempos en los que la novela es cuento y el cuento es novela se le da la bienvenida al texto de Luis Humberto.
P.D. Que conste que Ramón Ayala y Cornelio se conocieron en Reynosa y no en Tijuana.

20 diciembre 2008

Ganadores de convocatoria "Reynosa de Paz"


La Direccion de Cultura Municipal de Reynosa, convocó a escritores al concurso de cuento navideño y también a grupos artisticos en la justa de mejores villancicos, tarjeta de navidad y coro navideño, asi como a la mejor pastorela.


GANADORES:

VILLANCICO CATEGORÍA INFANTIL

PRIMER LUGAR: JARDÍN DE NIÑOS “INDEPENDENCIA”
SEGUNDO LUGAR: JARDÍN DE NIÑOS “ADRIANA GONZÁLEZ”

PASTORELA INFANTIL:
PRIMER LUGAR: JARDÍN DE NIÑOS “NUEVA CREACIÓN”



TARJETAS DE NAVIDAD
PRIMER LUGAR: MIGUEL ÁNGEL ROSALINO MÁRQUEZ
SEGUNDO LUGAR: DANIELA ELIZABETH FLORES JUÁREZ
TERCER LUGAR: FRIDA GARZA


CUENTO
PRIMER LUGAR:
EL MILAGRO DE BERNARDO
SEUDÓNIMO: IKER LEONARDO
AUTOR: MARIO RUIZ RODRÍGUEZ

SEGUNDO LUGAR:
JUGUETES OLVIDADOS
SEUDÓNIMO: PLUTARCO HERRERA
AUTOR: VICTOR MANUEL GONZÁLEZ TREVIÑO

TERCER LUGAR:
NAVIDAD REGALO DE DIOS
SEUDÓNIMO : “MADRE E HIJA”
AUTOR: LETICIA RODRÍGUEZ CAMPOS Y MICHELLE ORTEGA RODRÍGUEZ




VILLANCICOS:
PRIMER LUGAR:
CORO DE LA PARROQUIA “SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS”

SEGUNDO LUGAR:
CORO “AMIGOS DE LA IGLESIA SAN PÍO”

TERCER LUGAR:
CORO “MUNDO DE CORCHEAS”



PIÑATAS
PRIMER LUGAR: JONATHAN SANTIAGO HERNÁNDEZ
(PIÑATA DE 7 PICOS)

SEGUNDO LUGAR : PIÑATAS “NARICITAS ROJAS”
PIÑATA DEL PASTORCITO PEGÁNDOLE A LA PIÑATA

TERCER LUGAR:
CASA CLUB DEL ADULTO MAYOR DEL DIF REYNOSA
PIÑATA CON NACIMIENTO

EL Milagro de Bernardo

Autor: Mario Ruíz
(Primer lugar,concurso cuento navideño convocado por la direccion de Cultura de Reynosa)

Bernardo, todas las mañanas por su ventana veía, como su madre y su padre, se

preparaban para salir a trabajar. Como era su costumbre, todos los días la madre de

Bernardo, preparaba un gran termo de chocolate, lo suficientemente caliente y lleno,

mientras el padre, ataba los perros a un trineo, que era el vehiculo que utilizaba

para su traslado al pueblo.

Era la víspera de la navidad, y como siempre, Bernardo se lamentaba el no poder

ayudarlos, pues su incapacidad de caminar no se lo permitía -¡Como me gustaría que en

realidad existieran los milagros! y me sacaran de esta cama- dijo, pensando, que así

podría salir, al igual que ellos, en busca del sustento, –o le ayudaría a mi padre a

cortar leña- agrego. Pero esos, solo existen en los cuentos- afirmando y suspirando

con un dejo de tristeza.

Cuando se disponía incorporarse, estirando sus brazos para alcanzar la silla de ruedas,

que su padre había acondicionado, con ruedas de bicicleta, ya que conseguir una, era

muy difícil, su economía no se los permitía, Bernardo resbalo de la cama y por más

intentos que hizo, no pudo alcanzarla; durante un buen rato permaneció tirado en el

suelo, pensando como hacerle, cuando de pronto la puerta se abrió y un viento helado se

apodero de la habitación, Bernardo cubrió su rostro para protegerse, la puerta se cerro,

apareciendo por ella un hombre de aspecto místico: corpulento y barbado, Al verlo,

Bernardo asustado, pregunto -¿Quién es usted?- el hombre no contesto, solo miró,

tratando de localizar de donde procedía la voz, -por favor, no me haga daño- suplico,

-¿Estas solo?- Pregunto el hombre, sacudiéndose los restos de nieve de su cabeza,

-¡Si!, mis padres fueron al pueblo, a vender leña.- por un instante se hizo el silencio

-¿Qué haces en el suelo?- pregunto, - me caí al intentar alcanzar mi silla- El hombre al

observar la silla, que precisamente se encontraba entre penumbras, ya que a la

habitación solo entraba un pequeño rayo de luz a través de la ventana.

Sorprendido se disculpo, y apenado lo tomó entre sus brazos, depositándolo sobre su

silla, -disculpa mi torpeza, no me había percatado de tu condición, mi intención no era

asustarte, entre pensando guarecerme de la tormenta de nieve que se me vino encima-

Bernardo, no dejo de mirar todos sus movimientos y al cabo de un rato le inspiro

confianza, apesar de su enorme tamaño; su aspecto era dulce, su barba blanca y sus

cabellos brillaban como la luna.

Bernardo le agradeció su ayuda y como recompensa le brindo una taza de chocolate

caliente que el mismo le sirvió.

Así, pasaron un buen rato, charlando, mientra la nieve dejaba de caer, el hombre

complemento su charla haciendo énfasis, de que esa noche, seria noche Buena y el

siguiente día, el panorama tendría que ser el mejor para todos en el mundo, por que esos

eran los deseo, que, Dios, quiere para sus hijos, cuando de pronto, de los ojos de

Bernardo, asomaron un par de lágrimas. -¿Qué pasa?- pregunto el hombre -¿No eres

feliz?-, Bernardo despojándose de la manta que cubría sus piernas le dijo –Yo pienso

que no soy bien visto por Dios, por lo tanto no creo que me considere su hijo- El

hombre acercándose , tomo sus piernas y dijo -¡Dios quiere que tus piernas vuelvan a

moverse!– Tomando nuevamente la manta, las cubrió y agrego –Si tú se lo pides con

el corazón en tus manos, él te escuchara y se hará el milagro-.

Cuando de pronto, milagrosamente, por la ventana entro un rayo de luz, tan fuerte que

ilumino las piernas de Bernardo, permitiéndole sentir, su calor.-¡que extraño!, este rayo

de luz calienta mis piernas, Dios sabe que todo lo que mas ambiciono en esta vida, es

recobrar la fuerza –.

Afuera la nieva había dejado de caer, el hombre recobro el aliento y decidió emprender

de nueva cuenta su viaje, - A llegado el momento de marcharme, me espera una gran

jornada- Bernardo, le agradeció su compañía y el haberle dado un poco de esperanza, se

despidieron. El hombre abrió la puerta para emprender su camino, Bernardo sin darse

cuenta se levanto, siguiendo sus pasos, se paro en la puerta observando al hombre que

se alejaba por entre los árboles copados de nieve, entre un viento helado, por un

momento la vista de Bernardo se empaño, sin poder ver mas aya de su nariz, con

sus manos froto sus ojos para recobrar su vista y al levantar su mirada su sorpresa fue

mayor al ver a sus padres frente a el, quedando perplejos al contemplar el milagro, el

padre sorprendido exclamo ¡Milagro! Caminas, la madre broto en llanto, abrazando a su

hijo que felizmente daba sus primeros pasos.

Entraron a la casa y tras cerrar la puerta se escucho únicamente un fuerte viento y una

risa a lo lejos. ¡jo, jo, jo, jo, ¡

16 diciembre 2008

Amistad imaginaria

Plutarco Herrera(c)

El amigo imaginario despertó una noche utópica ausente de estrellas y cayó en cuenta que realmente el avión ronda en su cabeza y no tiene para cuando aterrizar.
El amigo imaginario pasa el tiempo jugando con su amigo real. Sus padres, al fin y al cabo, imaginarios lo miran raro y se piensan lo peor.
¿Lo peor? es que su amigo real un día crezca y ya no exista él.
Es normal a su edad que tenga amigos reales, dijo un doctor. ¡Ya se le pasará!
Y paso el tiempo.
El amigo real de vez en cuando lo visita. Tanto tiempo compartieron secretos, vivencias y desventuras. Su único y verdadero amigo lo abandonó. Era necesario alejarme, dijo el amigo imaginario.
¡Yo quería crecer!

14 diciembre 2008

Juguetes olvidados

Autor: Víctor González ©
(Segundo lugar, concurso cuento navideño convocado por la Direccion de Cultura de Reynosa)

¡Caray, estoy preocupado! ¿Por qué los niños de hoy, no se conforman con juguetes simples?
Lo pensó y verdaderamente Santa Clos, se veía desencajado.
Esta próxima navidad no era igual a las anteriores.
En el almacén, los renos y yo, acomodamos cajas repletas de juguetes que ya no pidieron los niños y niñas.
Ya no deseaban una muñeca, un balero, una bicicleta, un tren eléctrico, ¡mucho menos ropa! Que siempre es el último recurso de Santa cuando se queda sin efectivo.
Santa Clos contó su plan y nos aterrorizamos de la medida drástica que tomaría a fin de cumplir con los deseos navideños de los pequeños terrícolas.
Trabajar doble turno.
¡trabajaaar, tú, Santa!
Sí, y no se rían. Sentenció Santa Clos.
Nunca habíamos visto a Santa tan resuelto hacer algo. Su risa jocosa poco a poco desapareció para dar paso a una línea de expresión llamada sonrisa.
Fue una mañana sacudida por una tormenta de nieve, cuándo, Santa abandono el Polo Norte y descendió entre los mortales para encontrar una chambita extra.
Llegó a un almacén inmenso que exhibía aparatos eléctricos. Sobresalían los regalos descritos en las cartas que recibió.
Una computadora portátil, celulares, Consolas de videojuego, reproductores de música MP3, I-pod, todos se desparramaban a lo largo y ancho sobe las vitrinas. Allá muy al fondo, un departamento lucía desierto y empolvado… La juguetería. Santa entristeció.
Pero, faltaban aún más obstáculos para el pobre Santa.
Cartas de recomendación, Currículo Vitae, identificación ciudadana con residencia de tres años en la ciudad. A cambio de todo ese papeleo recibiría una oportunidad laboral. Un salario de 50 pesos diarios, 12 horas de trabajo, una hora para la comida; y si deseaba cubrir hora extra, se pagaba a 25 pesos y se otorgaba un día de descanso a elección del trabajador. Santa entristeció.
Encontró trabajo en una maquiladora, sin tantos trámites, su primer día de trabajo terminó con los pies hinchados, dolor de espalda, vista cansada, mal alimentado.
Observó que sus compañeros de línea caminaban sonámbulos por los pasillos de la fábrica, la mayoría, trabajando tres días seguidos sin ir a sus hogares.
Santa hizo cuentas y trabajando horas extras diariamente no completaría `para comprar los regalos costosos esta navidad.
Se sentó a llorar.
Un hombre de traje se acercó “vamos buen hombre no creo que su pena sea más grande que la mía, todo tiene solución”.
Era la primera vez, desde que bajo del Polo Norte, que encontraba una palabra agradable. Un gesto. Un rostro amable.
¿Cuál es su pena? inquirió Santa, dejando de llorar para prestar atención a ese hombre trajeado.
Se sacudió el traje y respondió “mi hijo esta enfermo, dicen los doctores que tiene un extraño virus que desgasta sus defensas, ya gasté mucho dinero, vendí una fabrica en Singapur, daría todo lo que tengo ahora para mejorar su salud”.
Se metió las manos en los bolsillos y miró hacia el cielo.
Santa lo miró fijamente y expresó: Si yo dijera que realmente soy Santa Clos y un poco de mi sangre alivia todos los males terrestres, ¿Usted que diría?
El hombre dubitativo con una sonrisa nerviosa contestó que el personaje navideño es un mito que nunca, inclusive a él, trajo regalos en la víspera navideña porque sus padres compraban todo lo que él deseaba.
¿Es verdad lo que usted dice? Si es así ¿Qué pide a cambio?
Mirando sus pies hinchados, las manos callosas, su raquítico sueldo y sobre todo la desesperanza en el rostro de los obreros. Santa, solicitó a cambio de su sangre que en la víspera de navidad hiciera llegar regalos electrónicos a los niños de una lista que entregó al hombre del traje.
La transfusión de sangre fue un éxito, el niño recuperó su jovialidad y energía en noche buena, su papá, le contó que fue un regalo de Santa Clos.
Al otro día, en el barrio de San Pedro de las Colinas, una gran algarabía despertó a todos.
Un convoy de tráileres repartía aparatos electrónicos de video juegos, celulares, computadoras, Ipod, acompañados de un juguete tradicional y con un mensaje “con los mejores deseos; Santa Clos”.
Feliz, pero triste, porque ya no podrá bajar a la tierra, Santa, observó caritas felices de miles de niños que recibieron su deseo navideño.
Tuve que animarlo y decirle que el mejor regalo que dejo a la humanidad con su sangre, fue el altruismo.
Que ahora en adelante el hombre del traje se multiplicaría en más “hombres trajes” para llevar alegría a los niños y niñas de la clase trabajadora.

Fin
Navidad del 2008