Autor: Víctor González
En una ocasión cundo Dios dormía, un sacerdote huyó con la secretaria de la parroquia y con la colecta de los diezmos. Gran calamidad se desencadeno entre los feligreses. Transcurrió el tiempo y unas damas de la vela perpetua vieron al ex sacerdote a bordo de un convertible con su cortesana, tal vez la envidia les correo de ver la nueva vida que se daba el antiguo siervo del señor. Decidieron apuntar las placas para denunciarlo, tan encimadas estaban en su pueril tarea que no vieron el raudo vehículo en su dirección. Las levanto en vilo, cayeron dejando rojo el pavimento y ahí quedaron muertas de la envidia.
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