"Víctor In Hell" fotografía del maestro Damian González, trabajada con tecnica Oseografíca.

Autor Víctor González

Navegué mil millas náuticas
Burlé a Poseidón y Neptuno
Más no tus suspicacias.
La embarcación serena
Me condujo al naufragio
En un mar de llamas.
La belleza de Elena (como Troya)
Fue el presagio
Que culminó mi faena.
Ahora estoy aquí
En el infierno
Rodeado de fuego carmesí
Plasmado en lo eterno

La Tierra celosa
se interpuso,
entre la Luna y el Sol.
de la pena se sonroja
y la oscuridad reynó.
breve instante de pasión
despertó entre los mortales
admiración del disco plateado
que se inundó de rubor
por la intromisión terrenal,
los astrólogos aprovecharon presagios
los enamorados aprovecharon encontrase
bajo una tenue luz rojiza
de un eclipse lunar

Amor Mortal

Autor Víctor González

Una luz de neón
Anuncia el lugar
Donde la desgracia se disfraza
Y el amor se simula entre dos

Baila, baila Corina, baila
De un tubo se aferra
La bella dama

Miro a Corina
Mezcla de deseo y lástima
Me sonríe, un beso invisible
Surca el ambiente nicotado
Me humedece el rostro, y
Sube mi adrenalina.

¡Bella corina, baila!
Sobre mi falo
Que esta parado
Aplaudiendo tu show.

La damisela se acerca
Retadora dispuesta
A quitarme el ardor
Me despoja las ansias
También la plata.

Aguardo en las sombras
La luna amenaza con desaparecer
La encaro, gritos, amenazas
Un cinturita me golpea
Me clava una navaja
Fría como la madrugada
En que vine a perecer.

Pecado

Autor: Víctor González

En una ocasión cundo Dios dormía, un sacerdote huyó con la secretaria de la parroquia y con la colecta de los diezmos. Gran calamidad se desencadeno entre los feligreses. Transcurrió el tiempo y unas damas de la vela perpetua vieron al ex sacerdote a bordo de un convertible con su cortesana, tal vez la envidia les correo de ver la nueva vida que se daba el antiguo siervo del señor. Decidieron apuntar las placas para denunciarlo, tan encimadas estaban en su pueril tarea que no vieron el raudo vehículo en su dirección. Las levanto en vilo, cayeron dejando rojo el pavimento y ahí quedaron muertas de la envidia.

Adicción

autor:Víctor González
Era necesario e indispensable acabar con ella,fulminarla en un instante.
Se mostraba fría, inmensamente fría y distante. Él Sudaba copiosamente, una temblorina invadía todo su cuerpo, el gaznate seco, estéril y los labios con diminutos surcos pidiendo a gritos ahogados el gélido beso.
Dando traspiés llegó de sorpresa. Presiono su boca a la de ella y sin resistencia alguna acabo con sus fluidos. Lentamente se fue extinguiendo. Cuando se dio cuenta el acto ya estaba consumado. Inmediatamente la soltó de sus manos y el cuerpo se hizo añicos. Recogió la evidencia y se juro no volver hacerlo.