11 enero 2011

Para que no me extrañes te dejé un recuerdito en el quicio de tu alma.

Autor: Víctor González Treviño





Fría la mañana sin sol.

Fria la navaja sin sangre.

Ni un alma que llene el crisol

De este mundo en herrumbre.



Rumbo. Rumba.



Salgo a la calle

Silbando una cumbia.

Melodía de masas.

Musas.

Me abordan, se agolpan en la sien.

Mi sangre bulle al cien.



Postula. Póstuma.



Reclama el cuerpo.

Un gemido parte el aire.

Siente el frió en las entrañas.

¡a ver si así no me extrañas!



Arañas.

Reptan en mis manos.

Tejen la incertidumbre

De lo que es, fue y será

De este mundo en derrumbre



La mañana ya no es fria.

La gente de mi ya no se fía.