07 junio 2008

Talk show

Autor: Xiloc Nat/Celedonio Parra
Junio/2004

Están las cuatro a la mesa bebiendo del aromático líquido. Probablemente es café o té. En realidad no importa que se trate. Lo importantes son ellas cuatro bebiendo de esas tazas blancas del aromático líquido sentadas en derredor de la mesa unas frente a otras.
No se escucha música. Sus voces se confunden con el murmullo general y los cristalinos choques de platos, vasos, tazas y demás. Es imposible distinguir un murmullo de otro. Tres de ellas parlotean sin cesar, parece que desean exterminar las palabras. Hablan tanto que la guacamaya, mascota del lugar, enjaulada a un costado de la caja se ha cohibido, solo le queda, entretenerse con sus semillas de girasol.
La más bajita de las cuatro, escucha con atención. Su silencio inexpresivo es extraño entre el alboroto y movimiento del lugar. Parece un pedazo de piedra. Apenas mueve la cabeza de Norte a Sur o de Este a Oeste. En cambio sus acompañantes se hunden en interminable Babel, y suspiran y gimotean entre confusos temas sin final ni principio.
¿Qué crees que la paso a la Maricruz?
Cuenta, cuenta mujer
¡Ya vieron mi nuevo estuche de pinturas!
Pues resulta que…..
No, no, no mujer; lo otro, platica l-o-o-t-r-o…
¿Lo otro?
¡Sí, trae pinturas de todos los colores!
Ah, si, el azul cebolla, el amarillo semáforo...
¿Y qué crees que paso luego? ¡Le robaron la bolsa!
La bajita sigue con su rostro de “no- se-de-que-se-trata”. ¿Estará enferma… tendrá síndrome de Down… será tonta? Las observa con atención y su característico movimiento de cabeza sin pronunciar palabra.
Se la robaron y traía, dice ella, un montón de dólares.
¿Dólares?
Pobre, ¡Le ha ido como en feria!
Deja tú esos, ¡El blanco seminal vuelve loco a mi marido!
No, no, no, nooooooo, lo otro manis, cuenta lo o-t-r-o.
¡Ah si! ¿Cuál otro?
No te hagas, dijeron que tú te habías llevado el bolso por error.
Pues el estuche brilla bastante y es de titanio reforzado con oxido petroso ¡eso dice el instructivo!
Pues los policías no creyeron esa versión.
Las puertas chocan al entrar y salir de los clientes. el ruido de vasos se mezcla con las voces filtrando el murmullo de aquellas. Un pájaro suspendo el vuelo frente a la ventana cuando la mujer acusada, furibunda, apretando la bolsa contra su cuerpo y mirando directo a los ojos de la acusadora exclamó, ¡tú no sabes nada!
La que estaba callada se hace chiquita-chiquita y con sus manos señala al mesero que acude a ella. ¿En qué puedo servirle? Ella lo mira con cara de susto, ¿En qué puedo ayudarla?, repite atento, ¿Quiere más?, pregunta, ella se limita a verlo asombrada, ¿Le puedo servir en algo? Ni lo intente, dice una de las voces, es sordomuda.
De la oscura puerta del fondo, más allá de la barra, aparece el mozo con el manchado delantal y un trapo en la mano ¡se acabo señores, ya vamos a cerrar! Y así, sin miramientos ni contemplaciones apagó el televisor.

No hay comentarios: