Autor Víctor González
Jazzica sólo era un recuerdo entre gris y negro sobre una hoja ex blanca. No sabía más de ella, ese fue el trato. No preguntar de donde provenía ni a donde iría después de acabada la obra. Taciturno y molesto recordaba las palabras de los organizadores “no cogerás con las modelos”. Aun no encontraba palabras para explicar porqué un reclamo anticipado. Carajo si la motivación principal era dibujar, desatar su furia imaginaria con la ayuda del lienzo.
Un café, después un Mate, ¡touche! Una copita de vino tinto vino a desbaratar el acuerdo, pero no fue él. La modelo se acercó con los ojos muy abiertos viendo su figura trazada por un lápiz ¡así me percibes! ¡Loco! ¡Está fenómeno! Y sin darle tiempo agarró su mano para escribir unos números en la palma. Ella sonrió. Él abrió la bocota ¿cogemos? Ella siguió sonriendo y se marchó
Semana después aun vestida de gris y negro es observada con vehemencia. No se puede apartar de sus senos disfrazados de flor en explosión ni de su abundante cabellera desatada sobre sus hombros
Agarró el teléfono que en esos momentos se imaginaba que era una pistola a punto de dispararse sobre su sien. Marco el número inscrito en su mano aquella noche bohemia, seguía intacto en una servilleta. Uno, dos, tres, segundos y colgó. Volvió a llamar armado de valor. ¡Hola, quien habla! Soy yo ¡quién yo! El loco. Haaa, pensé que no llamarías. Te veo en media hora en la calle Orquídeas 1112.
Timbró tres veces hasta que salió un pequeña de nueve años, atrás de ella su musa deseada. ¡Hola! Pasa, ella es mi hija. El Casanova se puso nervioso. ¡Esteee, vengo después! ¡No, entra por favor! Con tres palmadas acarrea a la niña para que vaya a dormir. Una vez a solas, se quita la bata, ya los senos no tienen flor. Azorado no sabe que hacer. Ella no dio tiempo a que reaccionara ¡píntame, como aquella noche! ¡Será como si hiciéramos el amor! Y continúo, ¡por eso esa noche no respondí! ¡Respeto a mi marido!
En silencio comenzó a delinear su figura en el papel hasta que un precioso retrato desnudo apareció de la nada. Terminó y se marchó a un bar cercano para despejarse. Un amigo lo saludó y preguntó de donde venia. Sonrió hasta convertirse en carcajada y dijo ¡vengo de coger, salud!
Segundo bacanal 2008
25 marzo 2008
21 marzo 2008
El Inicio
Autor: Víctor González
Esa noche el menú, Tlacuache asado. Las mujeres se esmeraron. El capitán Carlos Cantú sin apetito. Traer 50 familias desde Querétaro y colonizar esa vasta tierra extendida sobre sus pies, fue agotador.
Su preocupación eran los naturales de esas llanuras, cuyas leyendas atroces de ferocidad, obligaba instalar soldados en puntos clave para proteger a la expedición. Come crudos, pintos, huicholes, sólo nombrarlos asomaba el pánico.
Sigilosamente llegaron sorprendiendo a la guardia, degollados caían como las hojas del mezquite. Puntas afiladas de hueso entraban en la humanidad de los expedicionarios, gritos, llantos, un verdadero pandemónium invadió a todos.
Las provisiones fueron robadas, las mujeres temían ser ultrajadas, trató de levantarse, un fuerte golpe lo derribó, semi consciente escucho a un indio con perfecto español preguntar por el guía. Se ergio tambaleante.
Era un come crudo, evangelizado en la tierra del nuevo Reino de León, buscaba venganza. Su familia muerta gracias a soldados españoles. Realmente la caravana era pobre, explicó, somos tranquilos. No bastó, fue torturado.
El resto de la milicia amarrada a los troncos mezquitales. Niños y mujeres confinados en una sola campaña. Mientras los salvajes revisaban las pocas pertenencias. Sin fuerzas el capitán Carlos Cantú cerró los ojos, lloró de impotencia y rezó. Abrió los ojos, la noche serena y apacible, despeja la pesadilla.
Cuando amaneció, un aire inundado de aromático café despertó sus sentidos y observó gran caudal, tierra fértil, pasto verde. Decidió levantar la villa. Fray Agustín ofició la primera misa.los indios aparecieron nada salvajes. Algunos estaban evangelizados y se unieron a la población.
(259 palabras, 259 años de la fundación de Reynosa)
Esa noche el menú, Tlacuache asado. Las mujeres se esmeraron. El capitán Carlos Cantú sin apetito. Traer 50 familias desde Querétaro y colonizar esa vasta tierra extendida sobre sus pies, fue agotador.
Su preocupación eran los naturales de esas llanuras, cuyas leyendas atroces de ferocidad, obligaba instalar soldados en puntos clave para proteger a la expedición. Come crudos, pintos, huicholes, sólo nombrarlos asomaba el pánico.
Sigilosamente llegaron sorprendiendo a la guardia, degollados caían como las hojas del mezquite. Puntas afiladas de hueso entraban en la humanidad de los expedicionarios, gritos, llantos, un verdadero pandemónium invadió a todos.
Las provisiones fueron robadas, las mujeres temían ser ultrajadas, trató de levantarse, un fuerte golpe lo derribó, semi consciente escucho a un indio con perfecto español preguntar por el guía. Se ergio tambaleante.
Era un come crudo, evangelizado en la tierra del nuevo Reino de León, buscaba venganza. Su familia muerta gracias a soldados españoles. Realmente la caravana era pobre, explicó, somos tranquilos. No bastó, fue torturado.
El resto de la milicia amarrada a los troncos mezquitales. Niños y mujeres confinados en una sola campaña. Mientras los salvajes revisaban las pocas pertenencias. Sin fuerzas el capitán Carlos Cantú cerró los ojos, lloró de impotencia y rezó. Abrió los ojos, la noche serena y apacible, despeja la pesadilla.
Cuando amaneció, un aire inundado de aromático café despertó sus sentidos y observó gran caudal, tierra fértil, pasto verde. Decidió levantar la villa. Fray Agustín ofició la primera misa.los indios aparecieron nada salvajes. Algunos estaban evangelizados y se unieron a la población.
(259 palabras, 259 años de la fundación de Reynosa)
12 marzo 2008
JAZZICA EN LA TIERRA CON AMANTES
Autor: Víctor González
Segundo Bacanal 2008
Después de la batalla
La fatiga se impone
La mano desmayada
Yace sobre la cama tibia.
Sentada en el suelo
Deja caer la cabellera
Sin querer profanar el lecho
Ahora recuerda.
Como llegó al tálamo
Donde se desbordó
La pasión fugaz
Sin un te amo
Del conquistador falaz.
Ajena a las miradas
De la habitación
Se abandona a la contemplación.
No comprende que esta en la tierra
Con amantes retocadores
De sueños.
Yazzica se abandona
A la dictadura del trazo
Y sonríe, porque sus senos
Florecen en invierno.
01 marzo 2008
Lamento casero
Autor Víctor GOnzález
La casa nueva
No tiene fantasmas
Eso si, de algo se queja.
Libera lamentos nocturnos
Cuando entre las sabanas
Mi sueño es mas profundo.
Una piedra rueda, parece rodar
Crece su malestar a la misma hora.
Repto las paredes, buscando una causa
Sobre el techo adornado por estrellas
No hay nada, solo una tarea inconclusa
Se ha postergado el tinaco.
Desciendo medio desconfiado
No hay causa, solo efecto.
Tal vez, si existen los fantasmas
En mi nueva casa
La casa nueva
No tiene fantasmas
Eso si, de algo se queja.
Libera lamentos nocturnos
Cuando entre las sabanas
Mi sueño es mas profundo.
Una piedra rueda, parece rodar
Crece su malestar a la misma hora.
Repto las paredes, buscando una causa
Sobre el techo adornado por estrellas
No hay nada, solo una tarea inconclusa
Se ha postergado el tinaco.
Desciendo medio desconfiado
No hay causa, solo efecto.
Tal vez, si existen los fantasmas
En mi nueva casa
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